¿Dónde está Dios en los momentos difíciles?

Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Mateo 27:45-46

Todos alguna vez nos sentimos abandonados por Dios.

Quizás perdimos algo muy valioso para nosotros, pasamos por la muerte de un familiar, una ruptura amorosa, u otras cosas peores.

Te voy a contar la historia de Job, uno de los mejores siervos de Dios del Antiguo Testamento que lo perdió TODO sin justificación alguna por parte de Dios.

Job era un hombre justo y temeroso de Dios. Él vivía en un pueblo llamado Uz, donde era conocido por sus grandes riquezas y su familia numerosa conformada por él, su esposa y sus 10 hijos.

Job tenía una muy buena vida, hasta que ocurrió aquel accidente…

Satanás cuestionó la lealtad de Job, diciendo que solo le servía a Dios por sus bendiciones, por lo que lo quiso probar. Dios se lo permitió, tan solo con la condición de que no lo matara.

Job pasó por diversas pruebas que demostraran su lealtad a Dios. La primera prueba fue la repentina pérdida de sus riquezas y ganado:

Mientras sus bueyes araban y los burros comían a su lado los sabeos asaltaron a los sirvientes de Job, robaron todos los animales y mataron a los trabajadores, solo quedando uno que fue el que pudo escapar y le dio la noticia a Job. Mientras ese mensajero hablaba, llegó otro con la noticia de que “Cayó del cielo el fuego de Dios y calcinó a las ovejas y a todos los pastores.”

A pesar de esto, la fe de Job no se derrumbó y dijo: "Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito"

En la segunda prueba, Job perdió a sus diez hijos en una tormenta que se llevó la casa de el hermano primogénito donde estaban todos ellos festejando. A pesar de esto, Job se mantuvo firme: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo estaré cuando me vaya. El Señor me dio lo que tenía, y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!”

En la tercera prueba, Satanás atacó directamente a la salud de Job generando llagas dolorosas por todo su cuerpo desde los pies hasta la cabeza. Y a pesar de esto, Job seguía manteniéndose firme.

Y cuando su esposa le dijo que maldiga a Dios por todo lo sucedido, Job contestó: “Hablas como una mujer necia. ¿Aceptaremos solo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo?”

Esto que le dijo su esposa forma parte también de la cuarta prueba, donde el matrimonio de Job se desmorona.

En la quinta prueba, los parientes y amigos de Job lo dejan tirado: “Mi familia se ha ido y mis amigos íntimos se olvidaron de mí. Mis sirvientes y mis criadas me consideran un extraño; para ellos soy como un extranjero. Cuando llamo a mi sirviente, no viene, ¡tengo que rogarle! Mi aliento le da asco a mi esposa; mi propia familia me rechaza.”

A pesar de todo esto, Job siguió creyendo en Dios y en sus planes, por lo que no se derrumbó, a pesar de todas las dificultades por las que estaba pasando.

En la sexta prueba, Job es despreciado por la sociedad. Job era un hombre poderoso e influyente, pero luego de todo lo que pasó y de haber perdido todo lo que tuvo, la gente de la sociedad comenzó a repudiarlo. Entre la gente e incluso sus propios amigos se decía que “si pasó por todo esto, era porque había hecho algo muy malo”.

Era una creencia normal de la época el que cada quien recibe lo que merece de parte de Dios. Sin embargo, la situación de Job demuestra que no es así.

En la séptima y última prueba, Job es condenado por sus 3 amigos. Elifaz, Bildad y Zofar, estos 3 con el argumento del que hablé anteriormente estaban juzgando y condenando a Job sin conocer bien la situación.

Job lo había perdido todo, y perdió la compostura.

Le reprochó a Dios por todo lo que le había sucedido, se sintió abandonado y se preguntaba qué había hecho para que sucediera todo eso.

Y la respuesta que recibió de parte de Dios hizo que Job volviera en sí:

“¿Quién es este, que oscurece mi consejo con palabras carentes de sentido? Prepárate a hacerme frente; yo voy a interrogarte y tú me responderás.”

Luego de esto, hay como 100 versículos más donde está Dios papeandose a Job. Lo que hace Dios acá es dar vuelta la situación, esta vez él cuestiona a Job en vez de ser Job el que cuestiona a Dios.

Dios le demuestra a Job su ignorancia, y que juzgaba a Dios de manera imprudente.

Job instantáneamente se arrepiente de su comportamiento, y se dio cuenta de la ignorancia con la que le hablaba a Dios: “Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes.

“¿Quién es este —has preguntado—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?”.

Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas.

Dijiste: “Ahora escúchame, yo voy a hablar; yo te cuestionaré y tú me responderás”.

De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto y me arrepiento en polvo y ceniza.”

Dios aceptó las disculpas de Job. Y como pasó las 7 pruebas de Satanás, fue recompensado.

Recuperó el doble de las riquezas que había perdido, tuvo otros 10 hijos y vivió muchas décadas más. (cabe recordar que la gente en el AT era MUY longeva).

¿Por qué Dios dejó que Satanás probara a Job?

Dios hizo sufrir a propósito a Job.

Dios dejó voluntariamente que Satanás le hiciera la vida imposible a Job y le quitase absolutamente TODO. ¿Por qué Dios hizo esto?

“Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas.”

-Génesis 50:20

Lo que a veces otros proponen para hacernos mal, en verdad Dios lo dispone para bien.

Hay que recordar la naturaleza omnisciente de Dios, él lo sabe todo. Teniendo esto en cuenta, él ya sabía cómo iban a terminar las cosas y que a pesar de que Job iba a tener que pasar por sufrimientos terribles iba a terminar mejor de cómo había comenzado.

Lo que nos brinda mayor calma a los cristianos es conocer la omnisciencia de Dios, saber que sin importar qué pase mientras estemos bajo la soberanía de Dios todo va a ir como tiene que ir. Antes de seguir quiero aclarar algo, y es que Dios no nos dio libre albedrío, Dios nos dio libertad de decisión. Y no, no son lo mismo.

El libre albedrío no se trata solo de una libertad de decisión, sino que también se trata de un poder para hacer y decidir TODO lo que uno quiera. Dentro de esto caben cosas totalmente imposibles para un ser humano, ya que el único con el poder para hacer cualquier cosa es Dios.

Aunque no tengamos el poder suficiente para contar con un “libre albedrío”, sí podemos tener libertad de decisión, ya que es algo que está dentro de nuestras capacidades.

El único con libre albedrío es Dios.

Ahora, si Dios lo sabe todo y nos da libertad de decisión para hacer lo que queramos, ¿Por qué hay partes de La Biblia que muestran lo contrario?

Te voy a contar la historia de Jonás. 

Jonás era un profeta del AT el cual fue llevado a la fuerza por Dios a predicar en una zona llamada “Nínive”. Dios le dijo a Jonás que vaya a predicar a esa zona, ya que los ninivitas estaban yendo por mal camino.

Sin embargo, Jonás veía a las personas de allí como gente bruta sin arreglo, por lo que en vez de ir a donde Dios se lo encomendó, fue para la dirección contraria, lo más lejos de Nínive posible. Y mientras navegaba, un “pez gigante” (probablemente una ballena) se lo tragó y estuvo allí dentro 3 días y 3 noches.

Hasta que, el “pez” escupió a Jonás en Nínive, donde Dios le había dicho que debía ir a predicar anteriormente. Luego de tal milagro, Jonás fue a predicar.

La predicación de Jonás tuvo tal repercusión que los ninivitas se arrepintieron de todos los males que causaron, proclamaron un ayuno y se vistieron de cilicio. Además, el rey al enterarse de esto, se levantó de su silla, se despojó de sus vestidos, se cubrió en cilicio y se sentó sobre cenizas. Esta reacción de parte de los ninivitas provocó que Dios se “arrepintiera” del mal que iba a provocarles por sus pecados.

“Podemos hacer nuestros planes, pero el Señor determina nuestros pasos.”

-Proverbios 16:9

Por más planes que tengamos, Dios influye en nuestra toma de decisiones, y de la misma forma nosotros podemos influir en su propia toma de decisiones.

Primeramente, se ve como Dios lleva a la fuerza a Jonás a Nínive a que predique, influyendo en las decisiones de Jonás.

Y luego, se  ve como el arrepentimiento de los ninivitas hace cambiar de parecer a Dios, y retirando el castigo que iban a recibir.

De acá surgen dos preguntas:

1- ¿Si Dios nos da libertad de decisión, por qué influye en las decisiones que tomamos?

2- ¿Si Dios es omnisciente, por qué las decisiones de los hombres pueden hacerlo cambiar de parecer?

Vamos a arrancar respondiendo la primera pregunta: ¿Por qué Dios influye en nuestras decisiones?

Cuando entregamos nuestra vida a Dios, nos sometemos a su total soberanía y los planes que él tenga para nosotros.

Si estás acá es por algo, Dios te trajo al mundo con un propósito que solo vos podés cumplir.

Tenemos libertad de decidir por nosotros mismos, mientras no nos desviemos del buen camino, alejados del pecado.

Dios es como ese padre que a veces debe ser algo duro con sus hijos y llevarlos por el buen camino. No influye en nuestras decisiones porque quiera limitar nuestra libertad, sino porque quiere que seamos libres llevándonos lejos del pecado y más cerca a nuestro verdadero propósito.

Ahora podemos responder la segunda pregunta: ¿Dios en verdad es omnisciente si se deja influir por los hombres?

Dios ya conoce cómo va a terminar todo. El hecho de que las decisiones de las personas puedan afectar a las decisiones de Dios no cambia esto.

Entonces, en conclusión: Dios a veces nos hace sufrir con un propósito. El propósito de que crezcamos, necesitamos crecer para estar preparados para todas las bendiciones con las que va a colmarnos en el futuro.

Dios es paciente, él no busca resolver todos tus problemas de un día para el otro, todo resultado requiere de un proceso previo.

Cuando estés sufriendo, recordá esto.

¿Es necesario sufrir?

El sufrimiento cumple una función que ninguna otra clase de experiencia o sentimiento puede cumplir.

El sufrimiento es transformador, nos transforma desde lo más profundo de nuestro ser. Hay veces que sufrimos por nuestras propias decisiones, o situaciones inesperadas provocadas por factores externos.

Todas estas experiencias nos hacen más fuertes, y nos enseñan una lección muy importante: Dios tiene el derecho de darnos cosas como también el derecho de quitarnos cosas. Y Dios cuando nos quita algo no lo hace porque sí, sino que lo hace con una razón. La cual la mayoría de las veces es hacer espacio en nuestra vida para darle espacio a algo mucho más grande.

La historia de Job de la cual te hablé antes confirma esto.

Confía en los planes de Dios.

La vida te va a boxear muy duro.

Cuando no le encuentres sentido al sufrimiento por el que estás pasando, recordá que Dios tiene un plan para vos, y esta temporada de tu vida por la que estás pasando forma parte de su plan.

Ningún mal dura para siempre. Cuando estés perdido o con dudas, recurrí a Dios, él te va a dar la paz que tu alma necesita para superar estas dificultades.

No te fijes solo en el momento, sino que recordá todos los milagros que hizo antes Dios en tu vida. Él te dio todo lo que tenés, y por lo tanto también tiene el derecho para quitártelo. Llora todo lo que quieras, pero no te olvides de confiar en los planes de Dios.

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